Conectar las preguntas evaluativas con decisiones metodológicas
Una vez que se ha definido el propósito de la evaluación y se ha comprendido en profundidad la intervención a evaluar —incluyendo su lógica de funcionamiento, nivel de madurez y la evidencia existente—, el siguiente paso es decidir qué tipo de evaluación se ajusta mejor a las necesidades identificadas.
Esta decisión permitirá definir con mayor claridad qué diseño y qué métodos utilizar para generar la información más útil y pertinente. En esta sección abordaremos de forma introductoria, cómo traducir las preguntas evaluativas en decisiones metodológicas concretas, considerando también las características del programa y las expectativas de los actores involucrados.
5.1 Seleccionar el tipo de evaluación en función de las preguntas
Como ya se ha revisado, las evaluaciones pueden ser de distintos tipos —piloto, de proceso, de impacto o económica— en función de las preguntas que se planteen. A su vez, el diseño puede ser experimental, cuasi-experimental o no experimental, y cada cual presenta distintas metodologías posibles.
Es importante recordar que la evaluación puede y debe acompañar todo el ciclo de vida de una intervención, no sólo al final. Evaluar antes de implementar puede fortalecer el diseño, durante la implementación permite mejorar en tiempo real, y después permite valorar su efectividad global.
Evaluar antes de la intervención, tiene el objetivo de fortalecer su diseño. Ayudando a responder preguntas como:
Evaluar durante la ejecución de la intervención busca valorar si las actividades y productos se están desarrollando como estaba previsto y si aparecen indicios del logro de los objetivos y por qué. En esta etapa la evaluación tiene mayor oportunidad de influir en las decisiones y contribuir a que la política logre los beneficios esperados. Responde a preguntas como, por ejemplo:
Evaluar hacia el final o una vez finalizada una política, programa o proyecto, buscan analizar o evaluar su calidad, con la finalidad de determinar sus fortalezas y debilidades. Aquí es posible realizar un análisis integral, que permita formular afirmaciones más concluyentes sobre el diseño, la implementación y los resultados. Algunas preguntas clave en este momento son:
5.2 Elegir el diseño y los métodos más adecuados
Una vez seleccionado el tipo de evaluación, se deben elegir el diseño y los métodos más pertinentes. Estas decisiones metodológicas deben ser coherentes con las preguntas planteadas, los objetivos de la intervención y las condiciones del contexto.
📊 El diseño puede ser:
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La selección de métodos (cuantitativos, cualitativos o mixtos) dependerá también de las capacidades técnicas, recursos disponibles y nivel de madurez de la intervención. En el Módulo 4 profundizaremos en estos aspectos.
5.3 Involucrar a los actores clave en el diseño de la evaluación
Como se revisó en el módulo anterior, toda evaluación implica múltiples actores con intereses diversos: diseñadores, implementadores, tomadores de decisión, beneficiarios directos e incluso la sociedad civil. Incluir sus perspectivas desde el inicio es clave para asegurar la relevancia del proceso y maximizar la utilidad de los resultados.
Establecer un lenguaje común y alinear expectativas entre quienes lideran, participan y usan la evaluación es esencial para lograr un proceso robusto. También lo es fomentar espacios de diálogo, aprendizaje y comprensión compartida sobre qué se está evaluando, por qué y cómo.
Complementar conocimientos entre actores y fortalecer capacidades institucionales también es parte del proceso: compartir enfoques, revisar metodologías y promover la apropiación de resultados permitirá no solo mejorar las intervenciones evaluadas, sino también enriquecer el ecosistema evaluativo de forma sostenida.
5.4 Planificar la evaluación desde el inicio
Planificar la evaluación desde el inicio de una intervención es una buena práctica y una condición clave para asegurar su utilidad, calidad y relevancia.
Integrar la evaluación en el diseño de los programas permite que esta no sea una instancia aislada al final del proceso, sino una herramienta activa para mejorar la intervención desde el principio y para capitalizar la mayor cantidad de aprendizajes del proceso de implementación.
Una planificación temprana de la evaluación permite:
En síntesis, la evaluación alcanza su mayor valor cuando se la integra desde el inicio y a lo largo de toda la intervención. Evaluar antes permite fortalecer el diseño, anticipar riesgos y definir la información clave para valorar resultados futuros. Durante la implementación, la evaluación ofrece evidencia útil para ajustar el rumbo y maximizar el impacto. Y al finalizar, permite analizar los logros, identificar lecciones aprendidas y sustentar decisiones sobre la continuidad o rediseño de la intervención.
Planificar la evaluación desde el comienzo mejora la calidad del proceso, y garantiza que los datos necesarios estén disponibles en el momento adecuado, optimizando recursos y aumentando la utilidad de los hallazgos. Así, la evaluación se convierte en una herramienta estratégica para el aprendizaje, la mejora continua y la rendición de cuentas.
En los próximos módulos de este curso, particularmente en el Módulo 4: Diseño de la evaluación y el Módulo 5: Ejecución de la Evaluación, abordaremos los pasos necesarios para diseñar y ejecutar una evaluación robusta, que sea coherente con los objetivos propuestos y al alcance definido.
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