La evaluación en el ámbito educativo puede cumplir diferentes propósitos. Como hemos visto hasta ahora, el valor de la evaluación reside en su capacidad para adaptarse a diversas necesidades, momentos y actores dentro del sistema educativo. De esta manera, evaluar no siempre significa lo mismo, ni se realiza para los mismos fines.
Por eso, comprender sus objetivos y distinguir claramente sus usos es esencial para que los resultados sean significativos, pertinentes y aprovechados en su máximo potencial.
A modo de ejemplo, algunos usos de la evaluación de políticas y programas en el ámbito educativo, incluyen:
🏫 Un equipo directivo de una escuela evalúa una práctica educativa para conocer su impacto y, con base en los resultados, toma decisiones que mejoran la calidad de la enseñanza. 🏢 Un Ministerio de Educación puede realizar una evaluación para analizar el impacto de un programa y decidir si continuar su financiamiento. 🏛️ Una universidad puede realizar evaluaciones institucionales para identificar áreas de mejora en la calidad académica y administrativa, y utilizar los resultados para acreditar sus programas ante organismos externos. 👥 Un consejo escolar puede realizar encuestas a estudiantes, docentes y familias para evaluar el clima escolar y proponer acciones que fortalezcan la convivencia y el bienestar. 🤝 Una organización no gubernamental (ONG) puede evaluar el impacto de un programa extracurricular en comunidades vulnerables, y usar los resultados para buscar financiamiento y ampliar su alcance. 🏘️ Un gobierno local puede evaluar la implementación de una política de inclusión educativa en escuelas públicas, con el fin de ajustar recursos y estrategias para atender mejor a estudiantes con necesidades específicas. |
Estos ejemplos muestran que los fines y usos de la evaluación pueden variar ampliamente según quién la impulsa, el contexto en el que se implementa y las decisiones que se espera orientar a partir de sus resultados. Por ello, distinguir entre los fines y los usos de una evaluación no es simplemente una cuestión técnica, sino una condición fundamental para garantizar su relevancia y utilidad.
El tipo, nivel y profundidad de la información requerida, así como el enfoque del análisis, no serán los mismos para un ministerio que formula políticas públicas, un equipo docente que busca mejorar sus prácticas pedagógicas o una comunidad educativa interesada en fortalecer los aprendizajes y el bienestar de sus estudiantes en distintas dimensiones.
Además, el uso efectivo de los resultados está directamente condicionado por el diseño de la evaluación. Si no se define con claridad qué se pretende conocer, los hallazgos pueden resultar poco pertinentes, ser malinterpretados o incluso quedar sin uso por parte de los equipos que impulsan el proceso.
⚠️ Una evaluación sin un propósito claro puede ser contraproducente: genera desconfianza, puede usarse con fines punitivos o reforzar desigualdades si no se interpreta considerando su contexto y no se acompaña de acciones concretas de mejora. En el Módulo 3: El alcance de una evaluación, abordaremos en mayor detalle estos aspectos.
💡 Construir una verdadera cultura de evaluación implica ir más allá de la medición: significa preguntarse para qué, para quién y cómo se genera un proceso de evaluación, y cómo puede utilizarse para transformar las prácticas y las políticas educativas. |
Algunos propósitos de la evaluación
A continuación, revisaremos algunos de los usos más típicos de la evaluación de políticas y programas educativos, reconociendo sus diferencias y puntos en común, y su potencial en el marco de la transformación educativa.
Cuando nos preguntamos por qué evaluar, podemos mencionar al menos dos propósitos clave: el aprendizaje y la rendición de cuentas.
Cápsula de profundización #1: Evaluaciones formativas y sumativas Las evaluaciones formativas y sumativas son tipos de evaluación educativa que se utilizan para recopilar información sobre el aprendizaje de las y los estudiantes. Ambas sirven para medir el progreso académico, pero se diferencian en el momento en que se aplican y, sobre todo, en su finalidad. La evaluación formativa busca mejorar el proceso de aprendizaje de manera continua, mientras que la sumativa verifica los resultados alcanzados al final de un período educativo. En SUMMA, utilizamos estas denominaciones también para referirnos a las orientaciones y enfoques de los procesos de evaluación de políticas y programas educativos. En ese sentido, según su objetivo, las evaluaciones pueden orientarse más hacia un tipo o el otro. A continuación, te compartimos algunos de los usos para cada tipo. ¿Para qué se utilizan las evaluaciones formativas?
¿Para qué se utilizan las evaluaciones sumativas?
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En breve te contaremos más en profundidad sobre estos propósitos de la evaluación, utilizando además casos prácticos que muestran su uso y relevancia, pero antes, te invitamos a revisar el siguiente recuadro, en donde te contamos sobre las evaluaciones formativas y sumativas.
Evaluación para la rendición de cuentas
La evaluación con fines de rendición de cuentas parte de la premisa de que las políticas y programas educativos deben ser transparentes frente a las administraciones públicas, las comunidades involucradas y las entidades financiadoras (Collins et al., 2017). Su propósito principal es generar información relevante sobre los efectos e impactos que estas intervenciones tienen en la población beneficiaria.
Esta función siempre debe ir más allá del simple cumplimiento de requisitos institucionales o normativos. Representa un compromiso ético esencial: implica asumir la responsabilidad por las decisiones adoptadas, justificar el uso de recursos públicos o privados, y garantizar que los servicios ofrecidos sean pertinentes, eficaces y de calidad para quienes están destinados a recibirlos. Este principio cobra especial relevancia en contextos como América Latina y el Caribe, donde los recursos destinados a la educación son escasos. En tales escenarios, cada decisión debe sustentarse en un análisis cuidadoso orientado a maximizar el impacto social, promoviendo un uso eficiente, estratégico y ético de los recursos disponibles.
En este marco, es importante distinguir la evaluación para la rendición de cuentas de una auditoría. Mientras que la auditoría se centra en verificar la legalidad y regularidad del uso de los fondos, la rendición de cuentas pone el énfasis en la eficacia y el impacto de las acciones implementadas (Collins et al., 2017).
Lecciones desde la práctica
Caso práctico: Informe Global de Monitoreo de la Educación (GEM, 2017/18) Fuente: UNESCO (2017). Rendir cuentas en el ámbito de la educación: Cumplir nuestros compromisos. Informe de seguimiento de la educación en el mundo. El informe titulado “La rendición de cuentas en la educación: cumplir nuestros compromisos“, examinó cómo los mecanismos de rendición de cuentas pueden contribuir a mejorar la calidad, equidad y eficiencia de los sistemas educativos en todo el mundo. 💡 Principales mensajes Una de las ideas centrales del informe es que la rendición de cuentas es fundamental para asegurar que todos los actores del sistema educativo, desde los gobiernos y centros escolares hasta las y los docentes, familias y estudiantes; cumplan con sus responsabilidades de manera transparente y orientada al bien común. Se reconoce la existencia de múltiples mecanismos a través de los se ejerce la rendición de cuentas: evaluaciones estandarizadas, inspecciones escolares, sistemas de reporte público, participación comunitaria, entre otros (ver figura). No obstante, subraya que no todos los mecanismos funcionan igual ni tienen los mismos efectos, ya que su impacto depende en gran medida del contexto en el que se implementan. ⚠️ Riesgos Se advierte sobre los riesgos de adoptar enfoques punitivos o excesivamente centrados en los resultados cuantitativos. En muchos casos, estos modelos pueden derivar en consecuencias indeseadas, como la exclusión de estudiantes con bajo rendimiento, la manipulación de resultados o un clima escolar orientado únicamente a “rendir bien en la prueba”, descuidando otros aspectos fundamentales de la educación. En lugar de castigar, el GEM propone que la rendición de cuentas debe ir acompañada de apoyo técnico y pedagógico, fortalecimiento institucional y una visión ética de la responsabilidad pública. 🧭 Recomendaciones para la mejora educativa El informe concluye que una rendición de cuentas efectiva debía apoyarse en procesos de evaluación que promuevan la mejora continua del sistema educativo, asegurando su transparencia para la toma de decisiones. Además, se orienta hacia el fortalecimiento de la participación activa de las comunidades educativas. Al utilizar la evaluación no solo como herramienta de control, sino como insumo para el aprendizaje institucional, se contribuye a la construcción de sistemas más equitativos, eficientes y centrados en el aprendizaje y la mejora educativa. |
Evaluar para el aprendizaje y la mejora continua
Evaluar para el aprendizaje es un enfoque integrador, que se orienta a generar información útil que permita a quienes implementan un programa o política comprender si la intervención está funcionando, identificar qué dimensiones se ejecutan adecuadamente, cuáles requieren ajustes y cuáles podrían estar generando efectos no previstos (positivos o negativos) en la población beneficiaria (Treasury, 2020). Estos aprendizajes son valiosos tanto en las etapas iniciales como a lo largo del desarrollo y tras la finalización de la implementación.
Desde esta perspectiva, la evaluación no se limita sólo a medir resultados, sino que se convierte en una herramienta para comprender en profundidad los procesos y orientar decisiones informadas. Según Collins et al. (2017), la Evaluación para el Aprendizaje cumple con al menos tres funciones clave:
Esta lógica busca responder preguntas esenciales: ¿qué funciona, para quién, cuándo y cómo? Además, los aprendizajes generados —incluso aquellos derivados de intervenciones que no alcanzaron sus objetivos— pueden compartirse para enriquecer el diseño de futuros programas y evitar la repetición de errores (HM Treasury & Evaluation Task Force, 2020). En línea con esta visión, desde SUMMA promovemos el enfoque de evaluación para la mejora, una propuesta que profundizaremos más adelante.
Cápsula de profundización #2: Uso de evidencia para el aprendizaje y la toma de decisiones La OCDE define la evidencia como los “hechos o información que sostienen la validez y fiabilidad de una conclusión, supuesto o afirmación” (OCDE 2023, p. 31). En el ámbito de la evaluación de intervenciones educativas, la evidencia se refiere a información confiable que permite validar conclusiones y fundamentar decisiones informadas. Así, las políticas y prácticas basadas en evidencia son aquellas que se diseñan, ajustan e implementan a partir de información sólida y creíble. La evidencia se genera a través de procesos deliberados de recolección y análisis de datos, orientados a responder preguntas específicas sobre el diseño, la implementación o los resultados de una intervención (Education Endowment Foundation, 2024). Sin embargo, no se limita a los datos producidos por evaluaciones propias. También incluye conocimientos provenientes de investigaciones previas, que pueden utilizarse en distintas etapas del ciclo de vida de un programa. La evidencia aporta insumos valiosos para:
Las fuentes de evidencia pueden variar ampliamente, desde datos primarios recolectados en centros educativos hasta análisis secundarios o metaanálisis, que integran hallazgos de múltiples estudios para ofrecer conclusiones más generales (Education Endowment Foundation, 2024). Por ejemplo, los datos primarios pueden incluir encuestas aplicadas a docentes sobre prácticas pedagógicas o registros administrativos de asistencia y rendimiento escolar. En cambio, los datos secundarios pueden provenir de sistemas nacionales de evaluación estandarizada que permiten analizar tendencias regionales. En los próximos módulos profundizaremos más sobre estos temas, explorando sus aplicaciones prácticas y su relevancia para el diseño e implementación de programas y políticas educativas. |
En resumen, mientras que las evaluaciones formativas son herramientas para aprender y mejorar en el camino, las evaluaciones sumativas son instrumentos para medir resultados y rendir cuentas sobre lo alcanzado. Ambas son esenciales para asegurar que las intervenciones logren un impacto significativo y sostenible.
Para reflexionar… Responde las siguientes preguntas en tu cuaderno o bitácora personal. Luego, revisa y compara tus respuestas con las orientaciones que se explican más abajo.
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Estas múltiples funciones responden a distintas necesidades y actores dentro del sistema educativo: desde autoridades ministeriales y equipos técnicos, hasta docentes, directivos escolares y comunidades educativas. A continuación, revisaremos los principales actores que participan en las intervenciones educativas y sus correspondientes evaluaciones.
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