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Curso: "Evaluar para Mejorar: Fortaleciendo la cultura de la evaluación en América Latina y el Caribe"

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3. Aprendizajes desde la práctica: la experiencia del Fondo Impacto EDU-LAC y la visión de evaluación de SUMMA

Activación inicial
 

Antes de comenzar… 

🕒 Tómate unos minutos y reflexiona sobre las siguientes preguntas, a partir de tu propia experiencia. 

🎯 El objetivo de esta actividad es ayudarte a activar conocimientos previos y establecer conexiones significativas con los temas que exploraremos. 

📝 Deja registro de tus respuestas en tu cuaderno o bitácora de estudio personal. 

En tu experiencia: 

  • ¿Cómo explicarías la relación entre evaluación y mejora educativa?
  • ¿Has participado en procesos de evaluación?
  • ¿Cómo ha sido el proceso de gestión de cambios dentro de la evaluación?
  • ¿Qué importancia tiene la colaboración entre los diferentes actores en los procesos de evaluación?

 

3.1 La experiencia del Fondo Impacto EDU-LAC y la visión de evaluación de SUMMA

SUMMA, el Laboratorio de Investigación e Innovación en Educación para América Latina y el Caribe, promueve el derecho a la educación mediante la mejora de la calidad, equidad e inclusión de los sistemas educativos en la región. En este contexto, la evaluación desempeña un papel fundamental para lograr tales propósitos.                

Desde SUMMA, el enfoque de la evaluación para la mejora entiende la evaluación como un proceso sistemático y continuo, orientado a la identificación, medición y análisis de los resultados de las intervenciones, que genera evidencia sobre el impacto y los ámbitos de mejora de programas y políticas educativas.

 

Desde este enfoque, los procesos de evaluación combinan la medición de resultados para determinar el impacto de las innovaciones a largo plazo, con un análisis en profundidad de las oportunidades, alcances y limitaciones para el perfeccionamiento de las estrategias implementadas y la sostenibilidad de sus resultados en el tiempo. Esta articulación proporciona una visión integral de la evaluación, favoreciendo la identificación de aquellas acciones que funcionan y de qué manera se pueden optimizar los esfuerzos para alcanzar mejores resultados educativos (SUMMA, 2024). 

Junto a esto, el enfoque asume una perspectiva formativa de los procesos de evaluación, centrada en la manera en que las personas y organizaciones involucradas en las intervenciones aprenden, reflexionan y se apropian de los programas y políticas. De este modo, las evaluaciones no sólo informan sobre la efectividad de los programas, sino que también destacan las áreas y aspectos de mejora, asegurando su pertinencia y relevancia (SUMMA, 2024).

Así, la evaluación genera evidencia que puede ser utilizada para la gestión de los programas educativos, ya que entrega información relevante para la toma de decisiones en distintos niveles. En este sentido, estos resultados pueden contribuir a:

  • Justificar la inversión de recursos para un programa o política educativa.
  • Definir la continuidad o cambio de un programa, en función de sus resultados.
  • Incorporar mejoras para potenciar el desarrollo e impacto de las iniciativas.
  • Determinar el escalamiento de una intervención que ha demostrado resultados positivos.

3.2 Principios de la evaluación para la mejora

 

El modelo de evaluación de SUMMA se basa en 5 principios o componentes clave.

             

 

  1. La evaluación es iterativa y gradual

La evaluación es un proceso continuo, no lineal, que acompaña de manera sistemática todas las etapas del ciclo de vida de un programa o política pública. Lejos de limitarse exclusivamente a una instancia única al final de la implementación, esta perspectiva promueve la generación de ciclos sucesivos de análisis y retroalimentación, que permiten introducir ajustes oportunos a partir de la observación de resultados de corto y mediano plazo. De este modo, la evaluación se convierte en una herramienta estratégica para el aprendizaje institucional y la mejora continua.

  1. La evaluación es formativa

Los procesos de evaluación se fundamentan en el aprendizaje continuo para mejorar los resultados de las intervenciones educativas, ofreciendo oportunidades de retroalimentación constante durante el ciclo de vida de programas y políticas. Para cumplir este objetivo, es necesario que los equipos responsables diseñen estrategias deliberadas para la recolección y el análisis de información relevante, generen espacios de reflexión participativa entre los diversos actores involucrados, y promuevan activamente el uso de los hallazgos para orientar la toma de decisiones. La evaluación formativa requiere, por tanto, una planificación intencionada que la integre como una herramienta viva dentro del proceso de mejora, fomentando el diálogo, la corresponsabilidad y la apropiación del conocimiento generado.

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Fuente: SUMMA. (2024, junio). [Fotografía de participantes del Taller de Sensibilización para la implementación del Sistema de Protección de Trayectorias Educativas, política del Ministerio de Educación de Chile. La evaluación de este sistema fue financiada a través del Fondo Impacto Edu LAC.  ] [Imagen]. LinkedIn 

  1. La evaluación es confiable, rigurosa y robusta

Para que la evaluación contribuya efectivamente a la mejora, debe sustentarse en criterios técnicos y metodológicos que garanticen su calidad, transparencia y utilidad. Esto implica asegurar procesos sistemáticos, objetivos y técnicamente sólidos, que cumplan con estándares reconocidos de rigor evaluativo, permitiendo obtener resultados válidos, fiables y potencialmente generalizables (American Educational Research Association, 2008). Una evaluación rigurosa y robusta requiere:

  • El uso de métodos sistemáticos y la definición de objetivos claros para obtener resultados fiables y válidos. Las evaluaciones deben utilizar métodos que permitan responder las preguntas de investigación y el empleo de diseños que se ajusten a resolver esas interrogantes para obtener conclusiones confiables y generalizables a otros contextos de la implementación (American Educational Research Association, 2008).
  • Una descripción adecuada, clara y transparente de los datos, procedimientos y resultados de la intervención para asegurar su validez, incluyendo la definición explícita de los límites y alcances del estudio. Las evaluaciones deben cumplir con estándares de calidad como la revisión por pares, la difusión de sus hallazgos y el acceso a los resultados para su verificación y reutilización por parte de terceros (American Educational Research Association, 2008).
  • La adopción de una mirada integral de la evaluación, esto es, la observación y análisis de distintas dimensiones, indicadores y criterios a lo largo del proceso evaluativo para asegurar la robustez y exhaustividad del estudio y sus hallazgos. 
  1. La evaluación es flexible y situada

La evaluación debe ser pertinente y adaptarse al nivel de madurez de las intervenciones, a los recursos disponibles y a las capacidades reales de los equipos y contextos en los que se implementan programas o políticas educativas (SUMMA, 2024). Esta flexibilidad es clave para responder de manera pertinente a las particularidades de cada experiencia, reconociendo que las intervenciones pueden transformarse en el tiempo y adoptar formas distintas según el entorno en el que se desarrollan.

Al mismo tiempo, la evaluación debe ser situada, es decir, debe considerar de forma integral las características socioculturales, institucionales y territoriales del contexto en el que se inscribe la intervención. Esto implica incorporar el conocimiento de los actores locales, reconocer sus intereses y capacidades, e identificar dinámicas clave que puedan influir en el desarrollo y los resultados del programa. Sin embargo, las adaptaciones no deben comprometer la rigurosidad de la evaluación. En términos procedimentales, la evaluación debe nutrirse de esta información.

Desde el punto de vista metodológico, la flexibilidad y la contextualización requieren de diseños abiertos a diversos enfoques y técnicas, capaces de adaptarse sin perder rigurosidad. Supone establecer mecanismos de producción de conocimiento sensibles al contexto, inclusivos y culturalmente pertinentes, que reconozcan tanto los desafíos como las oportunidades propias de cada territorio. En este sentido, la flexibilidad no debe entenderse como arbitrariedad, sino como una condición para mantener la relevancia, sin comprometer la calidad técnica del proceso evaluativo.

               

  1. La evaluación es colaborativa y sus resultados son relevantes para las comunidades

Los procesos de evaluación involucran a los actores clave que intervienen en los programas, como las personas implementadoras, la población beneficiaria, autoridades, los propios evaluadores, las comunidades educativas, entre otros. Se deben promover procesos de interacción y colaboración entre estos actores, con el fin de identificar distintas miradas sobre las intervenciones. Sus saberes y experiencias permiten generar evidencia adecuada a las necesidades de quienes se benefician directa o indirectamente por los programas.  

Una evaluación colaborativa reconoce que las comunidades pueden intervenir de manera activa, armónica y equilibrada en el proceso de investigación evaluativa, asumiendo la posiciones de actores como tal. Esta lógica permite transitar desde una visión en la que los actores son objetos de estudio hacia una concepción donde son sujetos activos del proceso evaluativo, capaces de aportar conocimiento y también apropiarse de sus hallazgos.

Asimismo, esta colaboración fortalece la relevancia de los resultados, al generar evidencia significativa y útil para quienes toman decisiones, diseñan o implementan políticas, así como para las comunidades que viven sus efectos.  Las metodologías utilizadas deben ser sensibles a las realidades de los distintos actores y asegurar que los hallazgos puedan ser comprendidos, utilizados y movilizados para la mejora.

Si bien la colaboración es un principio orientador, no implica una participación homogénea de todos los actores en todos los contextos. El grado y la forma de involucramiento deben definirse a partir de un análisis situado, considerando las posibilidades reales de cada intervención. Lo esencial es asegurar procesos que reconozcan y valoren la diversidad de voces y necesidades, promoviendo la construcción colectiva de conocimiento relevante para el cambio.

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Fuente: SUMMA. (2025, junio 10). [Fotografía de participantes del EEN Workshop 2025] [Imagen]. LinkedIn

 

 

 

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